El título de este post responde a una cierta sensación de hastío que no sé si los lectores compartirán. Cuándo allá por marzo se anunciaba la posibilidad, dado el resultado del sorteo de la Champions, que en abril pudiera haber hasta cuatro Madrid-Barça en apenas veinte días, todos los amantes del buen fútbol y de las emociones fuertes en el deporte nos frotábamos las manos. ¡Estupendo! El mejor partido posible multiplicado por cuatro. A día de hoy, me siento decepcionado de ese prometido espectáculo: fútbol más bien poco; malos modos, actitudes barriobajeras, declaraciones improcedentes y denuncias, bastante más. Pésimo ejemplo para los niños que se hayan podido acercar a estos partidos de ¿fútbol? y, por supuesto, un echar por la borda la imagen que el fútbol español se había ganado a cuenta de los éxitos de la selección en la Eurocopa y el Mundial. Tampoco quiero ahora señalar culpables, todos lo son, en mayor o menor medida y, a todos, desde ahora sólo se les pide autocrítica y propósito de la enmienda para futuros clásicos. Dedíquense a jugar al fútbol, son todos grandes jugadores y traten de olvidarse de todo lo demás. Y quién no vaya en esa línea, sea del equipo que sea, está de más en el fútbol español, casi diría que en el fútbol mundial. He dicho.