Lo cierto es que la semana en Santander y en Madrid ha sido bastante movida a cuenta de las famosas fotos de Sergio Canales en Marca posando con la camiseta del Real Madrid y besando su escudo. Más allá de cualquier forofismo e intentando reflexionar con frialdad, lo cierto es que tampoco acabo de ver el delito de un chaval que demuestra ilusión por la gran aventura que se dispone a iniciar. En cualquier caso, sí me interesaría apuntar algunas consideraciones sobre el asunto, intentando abarcar todas las aristas del mismo:
1. La realidad es que, como se han encargado de confirmar todos los implicados y como la propia afición del Rácing asume, Sergio Canales será jugador del Real Madrid a todos los efectos a partir del 1 de julio de 2010. De las entrevistas que ha concedido Sergio en los últimos meses lo único que se puede concluir es que, en este momento, su equipo del alma es el Rácing. Nunca se le ha escuchado afirmar que tuviera otro interés que el de debutar y jugar en el equipo de su ciudad. Y, desde luego, no creo que haya nadie que pueda cuestionar que, desde un punto de vista estrictamente profesional, a un jugador de fútbol español no le pudiera ilusionar jugar en el Real Madrid. Si lo consigue con 19 años y con un muy buen contrato económico, pues a ver donde pueden estar los reproches.
2. La ingenuidad de su padre y de él mismo le ha llevado a cometer un error que, a mi modo de ver, no está en hacerse esas fotos, sino en haber entrado en el juego de la prensa deportiva madrileña que se mueve por otros esquemas y otros criterios muy alejados de los que manejamos por aquí, incluido el propio padre de Sergio por muy bien que haya llevado hasta ahora la carrera de su hijo. Esa prensa sólo ve, en cada jugador, en cada acción, en cada declaración, en cada foto, la posibilidad no sólo de vender periódicos sino también de establecer nuevas cuotas de poder en las cercanías de una institución como el Real Madrid. Se trata, por supuesto, de decidir cosas en el equipo, de influir, de determinar quienes deben jugar y quiénes no, quién cumple el perfil de entrenador y quién es un advenedizo, quién tiene futuro y quién se va a quedar en el camino,... . Es decir, Marca y As deciden quién juega al fútbol en este país o, al menos, quien lo puede hacer en ese equipo, por supuesto el mejor del mundo y el mejor de la historia, o sea, el único en el que merece la pena jugar.
Mi conclusión es que esta semana Sergio y su padre ya se han dado cuenta realmente de por quién han fichado. No lo han hecho por el Real Madrid, eso es sólo un accidente; han firmado con el Marca que, desde ahora, y si se siguen dejando, guiará sus pasos y le aconsejará sobre las mejores decisiones a tomar (Eduardo Inda, su director, ya ha dejado bien claro que el año que viene TIENE QUE jugar en el Madrid, independientemente de lo que pueda decir su contrato). Eso sí, como empiecen a tomar decisiones por su cuenta (por ejemplo, continuar su formación en el equipillo de su ciudad) ya saben a qué se atienen: a las continuas críticas a su juego, a errores en sus decisiones, a malos consejeros (aunque vengan de sus propios padres). Temo que, desgraciadamente, a Sergio se le puede estropear esa ilusión que demuestra en las fotos del delito. Porque, no tengan la más mínima duda, a un jugador de 19 años que sólo le ha costado 5 millones de euros al Real Madrid, si hace falta arruinarle la carrera se hace. Por encima de todo está el Real Madrid, mejor dicho, el Marca y sus decisiones empresariales.